Quién era Cleopatra? Era la hermosa y despiadada reina, capaz de seducir a sus enemigos y satisfacer así sus ansias de poder, tal y como cuentan los historiadores romanos como Plutarco, o bien era una mujer inteligente, ingeniosa y con carisma, amante de las ciencias y filosofía como la describieron los árabes. Mucho se ha escrito sobre ella, numerosos documentales, óperas, ballets, películas y hasta biografías sobre su persona han popularizado a la que se considera la primera “celebridad” del mundo.
Ni siquiera estamos seguros de cuál era su aspecto, o de dónde se encuentra su sepultura. Hasta hace muy poco no se había encontrado ni su palacio, enterrado por terremotos y tsunamis en el fondo del golfo de Alejandría, antigua sede de la dinastía Ptolemaica. Lo único que sabemos es lo que nos han contado los antiguos historiadores, algunos de ellos enemigos de Cleopatra, y lo que han interpretado los arqueólogos durante todos estos años de exploraciones y estudios.
Hija, hermana y madre de reyes egipcios nació en Egipto hacia el 69 a.c. Perteneció a la dinastía Ptolemaica, por lo que Cleopatra era una griega macedonia, descendiente de Ptolomeo, general de Alejandro Magno y fundador de una dinastía que reinó en Egipto durante tres siglos, hasta que Cleopatra se suicidó y se convirtió en el último faraón de Egipto.
Cuando sólo tenía 18 años, Cleopatra ascendió al poder. Fue preparada para convertirse en reina. Durante un año regentó con su padre, y a subida al trono lo hizo incluso mejor que él. Cleopatra fue muy popular entre el pueblo Egipto. En parte gracias a su inteligencia y capacidad para adaptarse a la religión y tradición egipcia, pues fue la única reina Ptolemaica que aprendió la lengua egipcia.
Al mismo tiempo que Cleopatra se convertía en reina de Egipto, el Imperio Romano avanzaba por el mundo, controlando más de 5 millones de km2 de territorio. La fuerza impulsora era Julio César, de 52 años. Segura de que Roma era una amenaza, Cleopatra sabía que si quería conservar su trono debía ganarse la confianza de Julio César.
Según cuenta la leyenda, Cleopatra sedujo a Julio César en una sola noche. De esa relación, nació Cesarión. Con un movimiento político muy astuto, Cleopatra, con 21 años, había conseguido una alianza internacional con el único hombre capaz de asegurarle su trono. Pero en el 44 a.c. Julio César fue asesinado. Roma entró entonces en una gran crisis. El Imperio se fragmentó; las provincias occidentales fueron entregadas a Octavio, heredero proclamado por Julio César, y las orientales al general Marco Antonio. Dejando olvidado a Cesarión, hijo de Cleopatra y Julio César y para el que su madre reclamaba el trono de Egipto y el del Imperio Romano.
Lejos de renunciar y dejarse sucumbir por los Romanos, Cleopatra organizó entonces un encuentro con Marco Antonio y se enamoraron. Eso, o ambos sabían que debía aliarse. Ella para asegurarse el futuro del Reino de Egipto, y él para conseguir dinero y financiar así guerras y asegurarse su posición frente a Octavio.
Finalmente, a sabiendas del poder de Cleopatra y el pueblo egipcio en el 32 a.c Roma declara la guerra a Egipto. Tras una dura batalla frente la costa griega, Cleopatra y Marco Antonio son derrotados. A su vuelta, el general decide quitarse la vida.
Rota toda esperanza de gobernar el mundo y sabiendo que no podía mantener el reino de Egipto, Cleopatra decide suicidarse, según cuentan, por la mordedura de una serpiente, evitando así la vergüenza de ser mostrada como prisionera ante su pueblo y el pueblo romano. Roma decidió no permitir una amenaza egipcia nunca más, por lo que a la muerte de Cleopatra, acabó con los 3000 años de reinado faraónico.
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